Conclusiones del Informe de Coyuntura Socioeconómica, Marzo 2021

20 de abril de 2021|In Actualidad CCE

Conclusiones del Informe de Coyuntura Socioeconómica, Marzo 2021

La información económica más reciente apunta a una cierta mejoría de la actividad en aquellos países donde el proceso de vacunación ha cobrado un mayor empuje, en la medida en que está permitiendo relajar algunas de las restricciones impuestas para hacer frente a la pandemia y con ello elevar la expectativa de que la reactivación económica pueda cobrar un mayor dinamismo en los próximos meses.

No obstante, y pese a esta relativa mejoría, la economía global se encuentra todavía sujeta a un elevado grado de incertidumbre, en el que el ritmo de avance de la recuperación está resultando notoriamente desigual entre los diversos sectores productivos y países, y muy dependiente aún de la rapidez y la eficacia con la que se resuelva la distribución de las vacunas en todo el mundo.

En este escenario, el FMI ha actualizado su panel de previsiones de su informe de abril, en el que estiman que el PIB mundial crecerá en 2021 un 6,0% y un 4,4% en 2022, elevando de este modo en cinco y dos décimas, respectivamente, el crecimiento que preveían para la economía mundial en su informe del pasado mes de enero.

Con todo, el Fondo ha informado de que buena parte de esta mejora en las previsiones responde a una recuperación económica que está avanzando a distintas velocidades, liderada por EEUU entre las economías avanzadas y por China entre las emergentes; mientras que en otros territorios como Europa la recuperación estaría avanzando a un ritmo mucho menor debido a los problemas que están enfrentando para el suministro y la distribución de las vacunas, que están dificultado posibilitar un mayor grado de reapertura de su economía.

Del mismo modo, también han advertido que este incremento al alza en las previsiones no está exento de importantes riesgos que pueden condicionar el escenario descrito, entre los que cabe destacar una mayor extensión en el tiempo de la crisis sanitaria y la posible aparición de nuevas cepas del virus que no respondan a los efectos de las vacunas desarrolladas, así como un endurecimiento repentino de las condiciones financieras.

Con respecto a EEUU, los últimos indicadores disponibles apuntan a que la incipiente recuperación de su actividad económica y el mercado laboral iniciada en el arranque de 2021 se ha visto acelerada en las últimas semanas, gracias, en buena parte, a la mayor efectividad de la campaña de vacunación con respecto a otros territorios y a las ambiciosas medidas de índole fiscal aprobadas por su Gobierno.

En relación con esto último, cabe destacar que tras la aprobación en marzo del nuevo paquete de ayudas frente al COVID-19 por importe de 1,9 billones de dólares y que se sumaban a los 0,9 billones aprobados en diciembre, su Ejecutivo ha anunciado recientemente su intención de implementar un tercer paquete de estímulos centrado en inversiones a medio plazo en infraestructuras y educación, y que se estima podría alcanzar una cifra cercana a los 2 billones de dólares.

En este contexto más favorable, el FMI prevé que el PIB estadounidense crezca un 6,4% en 2021 (1,3 puntos más que en su estimación anterior) y un 3,5% en 2022 (1 punto más).

En cuanto a China y en línea con lo esperado, su actividad económica mantuvo durante el primer trimestre de 2021 el buen tono mostrado al cierre de 2020, constatando un crecimiento del 0,6% trimestral y del 18,3% interanual, favorecida por una elevada inversión pública y un importante crecimiento de la demanda externa.

Sin embargo, ante el elevado riego de sobrecalentamiento de su economía y por primera vez desde la crisis financiera de 2008, el gobierno chino ha presentado un plan de consolidación del déficit público, aprobando un objetivo de déficit del 3,2% del PIB para 2021 (frente al 3,6% de 2020), y ha anunciado su intención de comenzar a normalizar de manera paulatina su política de estímulos monetarios e impulsar en mayor medida reformas estructurales.

Mientras, en el ámbito de la Eurozona, el endurecimiento de las medidas para luchar contra la pandemia en las principales economías de la zona y el importante retraso en el programa de vacunación frente a los objetivos inicialmente previstos, condicionaron en gran medida el desarrollo normalizado de la actividad productiva durante el primer trimestre de 2021 y se estima que esta se haya contraído un 1,0% durante el periodo.

La conjunción de estos factores, a los que se ha añadido con posterioridad la suspensión temporal por parte del Tribunal Constitucional alemán para la ratificación del fondo Next Generation EU y que pudiera postergar sus primeros desembolsos más allá de este verano, han supuesto un importante freno a la recuperación de la economía del conjunto del Eurogrupo, que no se espera alcance niveles previos al inicio de la crisis sanitaria hasta el segundo semestre de 2022.

La economía española no ha permanecida ajena a este estancamiento de la recuperación en el tramo final del pasado año.

La última actualización de la Contabilidad Trimestral de España estima que el PIB de nuestro país computó una tasa de variación nula en el cuarto trimestre de 2020, corrigiendo de este modo el incremento del 0,4% anunciado en la estimación de avance y que intensifica la fuerte moderación del repunte apreciado en el trimestre anterior (+17,1%), lo que denota la notoria pérdida de fuerza de la actividad y el efecto del endurecimiento de las restricciones para contrarrestar los rebrotes detectados en la última fase del ejercicio.

Por componentes, debemos destacar la notable moderación observada por el consumo de los hogares, mayor de lo inicialmente previsto, hasta contabilizar una tasa de variación trimestral nula, aunque que la inversión habría constatado un ligero avance del 0,6 por ciento.

En lo relativo al sector exterior, las exportaciones habrían anotado un crecimiento trimestral del 4,6%, especialmente intenso en las de servicios (+5,8%), mientras que las importaciones se habrían elevado un 6,2% en comparación con el trimestre anterior.

En lo que se refiere al conjunto de 2020, el impacto del COVID-19 y de las medidas para su contención habrían llevado al PIB nacional a anotar un retroceso del 10,8% con respecto a 2019, confirmándose, tal y como se esperaba, que fueron el comercio, el transporte y la hostelería, junto con las actividades artísticas y recreativas, las ramas más castigadas por la crisis, con una caída conjunta del 24,4%, en el primer caso y del 24,9% en el segundo.

En cuanto al resto de sectores, la construcción habría finalizado 2020 con un descenso del 14,5% y la industria con una caída del 9,6%, mientras que, por el contrario, el sector agrario habría sido el único que se situó en terreno positivo, con un aumento del 5,3 por ciento.

En lo que se refiere al mercado laboral, las últimas cifras de afiliación a la Seguridad Social, referidas al mes de marzo, han vuelto a situarse en terreno negativo, con una caída del empleo del 0,3% mensual, 47.586 trabajadores menos que en febrero.

En términos interanuales, los datos de afiliación a último día del mes apuntan a un incremento del 1,9%, 347.917 afiliados más que hace un año, si bien se debe tener en cuenta que este repunte responde en buena parte al efecto base que deriva de la fuerte destrucción de empleo observada al cierre de marzo de 2020, cuando tras la declaración del estado de alarma y el inicio del confinamiento se contabilizaba la pérdida en un solo mes de 833.979 efectivos (-4,3%), la mayor caída de la serie histórica.

Trasladando el análisis a Canarias, los datos de afiliación a la Seguridad Social al cierre de marzo continúan poniendo de relieve la especial sensibilidad de las Islas ante el impacto de la pandemia.

Al cierre del tercer mes del año se habría destruido un total de 5.097 puestos de trabajo en las Islas, un retroceso mensual del 0,7%, al tiempo que, con respecto a marzo de 2020 y al contrario que en el conjunto del país, la afiliación se habría reducido en 1.513 trabajadores, una caída del 0,2 por ciento.

La caída interanual del empleo en Canarias responde al retroceso de los servicios, donde el empleo se redujo en 8.064 efectivos en comparación con el dato de hace un año, especialmente en la “Hostelería”, el “Comercio” y los “Transportes”, que, en conjunto, han perdido 19.710 afiliados en el último año, en contraste con el aumento observado por el empleo asociado al sector público, que se había visto incrementando durante el periodo en 11.109 personas.

El resto de sectores productivos habrían logrado registrar incrementos, con un ascenso interanual de 6.368 trabajadores en la construcción, de 142 empleados en la agricultura y de 41 afiliados en la industria.

En este contexto, además, Canarias ha cerrado el pasado mes de marzo con un total de 86.826 trabajadores en situación de ERTE, y ello implica un 11,2% del total de afiliados en las Islas está afectado por un ERTE.

Con este porcentaje, y tras un año desde la declaración del primer Estado de Alarma, Canarias continúa destacando como la comunidad con más trabajadores afectados por ERTE.

A este respecto, resulta especialmente llamativo que, en los ERTE de cadena de valor, los trabajadores afectados en las Islas representan el 34,8% del conjunto del país, lo que demuestra que la pandemia provocada por la COVID-19 en las Islas está afectando al conjunto del sector productivo debido consecuencia de la alta interrelación que presenta la estructura económica.

Bajo este prisma, el paro registrado en el mes marzo, aunque se redujo en 2.827 personas (-1,0%) en comparación con el dato del mes anterior, la comparación con el dato de marzo de 2020 muestra un incremento de 53.016 efectivos, un 23,3% más que hace un año, lo que más que duplica el incremento observado en el concierto nacional (+11,31%).

En cuanto a la actividad turística, pese al incremento de los contagios en nuestros principales mercados emisores, la entrada de viajeros procedentes del extranjero en el mes de marzo logró repuntar con respecto al mes anterior en 20.749 visitantes (+47,5%). No obstante, en lo que va de año, la demanda turística en las Islas acumula una caída del 90,5%, equivalente a 2,5 millones de turistas menos que los contabilizados en los tres primeros meses de 2020.

Con respecto al mercado interior, los datos de IPC correspondientes al mes de marzo, siguen mostrando el marcado estancamiento en el que permanece el consumo, toda vez que evidencian un moderado avance de los precios en Canarias del 0,8%, dos décimas menos que en el conjunto del país (+1,0%).

A la luz de estos datos se vuelve a evidenciar el especial estado de fragilidad en el que permanece la economía de las Islas, muy dependiente de sectores de actividad especialmente expuestos a las medidas de contención frente a la crisis sanitaria, lo que recalca la necesidad de acelerar el proceso de vacunación tanto en el ámbito interno, como en el externo, que permita una mayor apertura de la actividad productiva y, por tanto, avanzar en mayor medida hacia la reactivación real de nuestra economía.

En este escenario, las ayudas directas que deben garantizar la solvencia de nuestro tejido productivo y del empleo que generan, deben contemplar todas las actividades que resultan esenciales para el desarrollo de nuestra economía en su conjunto y, que se han visto igualmente afectadas de manera directa o indirecta por la pandemia y las restricciones impuestas.

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