Conclusiones del Informe de Coyuntura Socioeconómica, Diciembre de 2020

18 de enero de 2021|In Actualidad CCE

Conclusiones del Informe de Coyuntura Socioeconómica, Diciembre de 2020

La economía mundial cerró 2020 con la expectativa de que la vacuna contra el COVID-19 iba a despejar la mayor parte de las incertidumbres en las que ha estado inmersa durante el ejercicio, lo que podría suponer la recuperación de la senda del crecimiento a medio y largo plazo.

Asimismo, el acuerdo comercial alcanzado por la Unión Europea y el Reino Unido, que establece los términos de su relación tras el Brexit, debería servir para aclarar parte de las dudas que venían afectando al entorno económico global, sobre todo en Europa.

Los mercados financieros han acogido estos avances con un ligero optimismo, acentuado por el compromiso de los principales bancos centrales de mantener el carácter excepcionalmente acomodaticio de la política monetaria, respaldando así, en cierta medida, el ritmo de las inversiones.

En este escenario, en las últimas semanas se ha apreciado un incremento de los precios de las materias primas, sobre todo en lo que se refiere al petróleo, cuya cotización internacional se situó, al cierre de 2020, en los 50,2 dólares por barril de Brent, el precio más alto registrado desde el inicio de la pandemia, lo que supone un alza mensual del 19,5%, y del 232,5% con respecto al mínimo del año, anotado en abril (15,1 dólares por barril).

No obstante, la falta de certeza sobre cómo se desarrollará la recuperación durante 2021 se ha intensificado en la última fase del año, debido al impacto de los nuevos brotes de la pandemia y las nuevas medidas de confinamiento y restricciones a la movilidad adoptadas por los países, especialmente, en el caso de las economías avanzadas, lo que da una visión más clara de la fragilidad de cualquier previsión sobre la recuperación económica, ligada necesariamente a la evolución de la crisis sanitaria.

En Estados Unidos, pese a la mayor resistencia que parece haber mantenido hasta ahora su economía ante los efectos de la pandemia, los repuntes recientes de la tasa de contagios y las nuevas medidas restrictivas continúan afectando a la actividad económica, lo que ya comienza a reflejarse en un descenso del consumo y en una mayor debilidad del mercado laboral del país.

Tras el resultado de las elecciones presidenciales, en las últimas semanas se han recrudecido las tensiones políticas ante el cambio de signo del Ejecutivo estadounidense, aunque el avance de la campaña de vacunación y los estímulos fiscales aprobados a finales del mes de diciembre, en conjunto con el nuevo paquete de medidas propuesto por el Gobierno entrante, podrían apoyar la mejoría de la actividad económica durante los primeros meses de 2021.

En cuanto a la economía china, se estima que habría logrado cerrar 2020 con un aumento del PIB del 2,3%, y ya habría recuperado los niveles de actividad anteriores a la pandemia, dada la agilidad que mostró en su contención y el rápido reinicio de la actividad económica, especialmente en los casos de la industria y el sector exterior.

Destaca de forma notable la recuperación de las exportaciones chinas, máxime, en un momento en el que muchos otros países han mantenido el nivel de actividad en niveles bastante reducidos, debido a las restricciones impuestas para la prevención del COVID-19.

En lo que respecta a la Eurozona, continúa siendo una de las áreas más afectadas por la crisis sanitaria, por lo que en países como Alemania o Francia se han vuelto a adoptar medidas de confinamiento estricto, al tiempo que en otros se siguen aplicando restricciones a la movilidad y a la actividad, lo que, de mantenerse, podría comprometer las perspectivas de recuperación durante la primera parte de 2021.

Por otro lado, y como aspecto positivo y favorable al impulso de la actividad económica europea, además de la aprobación del nuevo marco presupuestario de la Unión Europea (lo que facilitará el flujo de fondos europeos para la recuperación), el acuerdo comercial alcanzado entre la UE y el Reino Unido, pese a que no mantendrá las relaciones entre ambas partes en los mismos términos que antes del Brexit, sí que brindará cierta seguridad para los operadores económicos en materia comercial, además de mantener los estándares europeos en muchos otros ámbitos, como el laboral, la seguridad, la energía o los niveles de competencia entre las empresas de la UE y del país británico.

En lo concerniente a la economía española, el Instituto Nacional de Estadística publicó a finales del pasado mes de diciembre la actualización de los datos de la Contabilidad Nacional Trimestral de España, correspondientes al tercer trimestre de 2020, y puso de relieve que el PIB del conjunto del territorio nacional habría apuntado un crecimiento del 16,4%, un rebote que, si bien ya se preveía, dada la paralización casi completa de la actividad económica desde el inicio del confinamiento en el mes de marzo, corregía a la baja en tres décimas, el avance de estimación que se había publicado anteriormente (+16,7%).

En términos interanuales, el PIB español se redujo, en el tercer periodo del año, un 9,0% en comparación con el resultado registrado doce meses antes.

Por otra parte, en lo referente a las cuentas públicas, el aumento del gasto derivado de las medidas para contener la pandemia ha situado el déficit público en un 6,54% del PIB, en el periodo comprendido entre los meses de enero y noviembre de 2020, lo que equivale a un montante de 72.322 millones de euros, en un escenario en el que la deuda de las Administraciones Públicas ha alcanzado un total de 1,31 billones de euros, un 10,5% más que en el mismo periodo de 2019.

Con respecto al mercado de trabajo, los últimos datos disponibles evidencian que el número de afiliados a la Seguridad Social a último día del mes de diciembre, apreció un descenso mensual de 69.600 efectivos (-0,4%) en el conjunto nacional, lo que supone cerrar 2020 contabilizando 356.784 afiliados menos afiliados que en diciembre de 2019 (-1,9%), hasta alcanzar un total de 18.904.852 trabajadores en situación de alta laboral.

En el ámbito de Canarias, el empleo experimentó un descenso mensual del 0,2% que supuso la pérdida de 1.610 efectivos, y de este modo, el número de afiliados en el Archipiélago alcanzaba un total de 777.232 trabajadores al término del pasado ejercicio.

Si analizamos los datos del mercado laboral en términos interanuales, la cifra de afiliación a la Seguridad Social al cierre de 2020 evidencia una caída del empleo en las Islas del 5,8%, lo que supone 47.637 afiliados menos que los inscritos en 2019, de los que 41.984 se han contabilizado en el periodo de pandemia, comprendido entre marzo y diciembre.

De esta manera, la pérdida de empleo que ha experimentado Canarias prácticamente triplica el descenso observado en el ámbito nacional, donde la afiliación ha caído un 1,9% en el conjunto del año.

Desde esta perspectiva, la actividad privada ha sufrido la mayor pérdida de empleo en el transcurso de un ejercicio en el que, ya, en los primeros meses, antes incluso de la declaración del Estado de alarma, comenzaban a apreciarse señales de ralentización que, lejos de corregirse, adquirieron más intensidad tras la paralización casi total de la actividad económica como consecuencia de las medidas adoptadas para combatir la expansión de la pandemia.

En este sentido, la rama de la “Hostelería” ha acusado con mayor intensidad el impacto de la alerta sanitaria, no en vano, en esta rama de actividad se concentra más del 57% de la pérdida de empleo que ha registrado Canarias durante 2020, lo que supone 27.352 empleos menos que en idéntico mes del año previo.

La actividad comercial también se ha visto afectada por las medidas de distancia social y limitación de aforos, y ello ha repercutido en una caída de la afiliación de 11.571 personas, al tiempo que las “Actividades administrativas” y los “Transportes” evidenciaron sendos retrocesos de 5.724 efectivos y de 4.244 trabajadores, respectivamente. Conjuntamente, estas actividades apuntaron una caída de 48.891 empleos con respecto a las cifras del último mes de 2019.

Este comportamiento contrasta con la evolución descrita por las ramas que tienen una mayor vinculación con el sector público, como son la “Sanidad”, la “Educación” y la “Administración Pública”, que, en conjunto, concluyeron el pasado 2020 anotando un avance interanual de 10.552 nuevas inscripciones.

En cuanto al resto de sectores, también se constató un descenso interanual en la afiliación, encabezado por la industria, con 1.289 efectivos menos, y la agricultura, que observó una reducción de 1.104 afiliados. La caída de menor intensidad se registró en el ámbito de la construcción, con un descenso 425 empleos, en términos interanuales.

Estas cifras muestran, sin lugar a dudas, que el mercado laboral canario sigue soportando de forma más intensa los efectos de la pandemia y de las notables restricciones para paliarla, lo que además, resulta más evidente si tenemos en cuenta que, al cierre de diciembre, permanecían en situación de ERTE un total de 79.206 personas en Canarias, un 10,2% del total de trabajadores afiliados en las Islas, frente al 4,0% observado en el ámbito estatal (755.613 efectivos).

Por otro lado, la incertidumbre sobre la actividad económica sigue golpeando con especial intensidad al sector turístico, en un escenario marcado por las restricciones a la movilidad y por las medidas de confinamiento que se mantienen en los principales mercados emisores.

Así, en el balance de 2020, Canarias habría recibido 3,9 millones de viajeros desde el extranjero, la mayor parte de ellos durante el primer trimestre del año. Ello implica que la entrada de turistas en las Islas ha caído en 9,4 millones (-70,7%) en comparación con el dato registrado durante 2019.

Estas cifras representan un fuerte golpe para una economía como la canaria, en la que la actividad turística tiene una importancia muy destacada, no solo por sus efectos directos, sino por el arrastre que supone para el resto de sectores.

En este sentido, la matriculación de vehículos culminó el año acumulando en las Islas un descenso del 42,6%, sobre todo en el segmento destinado al alquiler (-81,4%); al tiempo que el tráfico portuario en la provincia de Las Palmas anotó un retroceso acumulado del 3,5% en el conjunto de 2020, destacando la caída del 13,7% de la descarga de mercancías al interior.

En este contexto, el estancamiento del consumo de los hogares ha llevado al IPC en el Archipiélago a cerrar 2020 en valores negativos, anotando un descenso interanual del 0,1 por ciento.

Esta caída resulta más moderada que la observada en el ámbito nacional (-0,5% interanual), dado el comportamiento mostrado por los carburantes y los combustibles, que siguen evidenciando una mayor resistencia en Canarias (-7,0%) que en el conjunto del país (-11,2%).

A la luz de los datos, la economía de las Islas ha cerrado 2020 inmersa en una incertidumbre muy acentuada por los efectos de la pandemia que solo podrá ser disipada a través del desarrollo de políticas encaminadas a reactivar e impulsar la actividad económica, la inversión y el fortalecimiento y apoyo del tejido productivo.

En este sentido, es de carácter esencial que las empresas continúen contando con la flexibilidad interna que suponen los ERTES, en tanto y en cuanto la crisis sanitaria siga condicionando la actividad económica del Archipiélago; al tiempo que resulta vital llevar a cabo la adaptación de nuestro REF a las circunstancias actuales para poder aprovechar los mecanismos e incentivos que ofrece, tanto para la actividad de las empresas canarias como paras atraer recursos e inversiones del exterior.

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