Conclusiones del Informe de Coyuntura Socioeconómica, Diciembre 2022

20 de enero de 2023|In Actualidad CCE

Puede acceder al informe completo a través del siguiente enlace: Diciembre 2022

La economía mundial ha comenzado 2023 en un entorno marcado por la persistencia de incertidumbres de diversa índole y que ya en 2022 dificultaron consolidar la recuperación que se preveía una vez se pudieron empezar a relajar las restricciones impuestas durante la crisis sanitaria.

El inicio de la guerra en Ucrania a finales de febrero desencadenó tensiones geopolíticas en todo el planeta, y en el ámbito económico, impactaron con fuerza sobre los mercados internacionales de las materias primas, particularmente, sobre la energía.

Tensiones que resultaban especialmente intensas en Europa por su proximidad geográfica y mayor dependencia de las importaciones de energía y otras materias primas procedentes de los países en conflicto.

Por otro lado, la reciente pérdida de impulso de la economía china, condicionada por los continuos confinamientos derivados de la política “covid cero” y los efectos de la crisis inmobiliaria que atraviesa el país, continúa lastrando el comercio internacional y ha intensificado los desajustes de oferta y demanda en las cadenas de suministro global, muy tensionadas desde la reactivación de la economía tras la pandemia.

La conjunción de estos fenómenos supuso incrementar los riesgos y elevar las presiones inflacionistas que ya venían evidenciándose desde mediados de 2021 en prácticamente todas las economías desarrolladas, especialmente las europeas, y situó el dato de IPC en niveles históricamente altos.

En un intento de contener los elevados niveles de inflación, a lo largo del pasado año los principales Bancos Centrales reorientaron su política monetaria, a través de un incremento de los tipos de interés y anunciando la retirada de sus programas de compras netas de activos.

La FED implementó en el transcurso de 2022 un fuerte ajuste mediante ocho subidas de tipos, cerrando el ejercicio en la horquilla del 4,00-4,25%, su mayor valor en dos décadas, y dentro de un proceso de escalada de tipos que tendrá continuidad durante 2023.

En el caso del BCE, tras haberlos mantenido durante once años consecutivos en el mínimo del 0,0%, en julio de 2022 anunció la primera subida de los tipos de referencia en la zona del Euro y, en apenas seis meses, los incrementó hasta el 2,5%, anunciando, a su vez, aumentos adicionales en los próximos meses a un ritmo sostenido.

Tras los máximos anotados en junio en EEUU (+9,1%) y en octubre en la Eurozona (+10,7%), el alza de los precios comenzó a moderarse levemente en el cuarto trimestre del año, gracias, sobre todo, al descenso de la factura energética y, en particular del gas, a lo que se sumó, también, una moderación gradual de las disrupciones en las cadenas de suministros.

Con todo, aún a pesar de la moderación observada por la evolución general de los precios, los efectos de segunda vuelta sobre los alimentos y el encarecimiento generalizado de los costes de producción, han supuesto que los productos más estructurales de la cesta de la compra comiencen a apuntar tasas inusualmente elevadas.

Así, la inflación subyacente, aquella que elimina el efecto de la volatilidad de la energía y los alimentos no elaborados sobre los precios, finalizó el ejercicio en lugares como Alemania en el 7,3% o en el 6,3% en el Reino Unido, y en el 7,0%, en el caso de España.

Como resultado de lo anterior, las empresas y los hogares afrontan una creciente pérdida de poder adquisitivo que repercute a la baja sobre la demanda y el consumo, en un contexto de empeoramiento de las condiciones financieras que traerá aparejado restricciones al crédito, y, por consiguiente, una reducción de la inversión.

En este escenario, las previsiones económicas para 2023, aunque más optimistas que las que se estimaban a mediados del año pasado, debido a la moderación del precio de las materias primas y los costes energéticos, y la ralentización en el ritmo de ajuste anunciado por los Bancos Centrales, apuntan a que el crecimiento mundial permanecerá muy débil y sin que pueda descartarse que varias economías se sitúen en terreno negativo, especialmente en Europa.

Si bien, en algunos territorios como EEUU, los últimos indicadores publicados y la fortaleza de su mercado laboral, parecen indicar que su economía logrará evitar entrar en recesión, la alta incertidumbre ante el contexto económico actual en otros lugares como la Eurozona y su elevada exposición a un recrudecimiento del conflicto bélico en Ucrania, introducen claros riesgos a la baja en el crecimiento de la zona y al alza en la inflación.

No en vano, la mayoría de los indicadores de la Eurozona sugieren un importante deterioro de la confianza y que su economía ya se habría contraído durante el cuatro trimestre de 2022.

En diciembre, los índices PMI compuesto de la zona del Euro y buena parte de sus principales economías se mantuvieron en zona contractiva por sexto mes consecutivo, aún a pesar de que mejorara sus resultados de manera generalizada (49,3 puntos en el conjunto de la eurozona, frente a un mínimo de 47,3 en octubre).

En lo que respecta a España, la economía de nuestro país no ha quedado exenta de las dificultades por las que atraviesa la economía mundial, en general, y la europea, en particular.

Pese a todo, la menor dependencia energética con Rusia, y el establecimiento de medidas como la “excepción ibérica”, han permitido contener, al menos parcialmente, el impacto sobre el IPC, si bien, en todo caso, manteniéndose en niveles muy elevados, especialmente en la inflación subyacente.

Según el INE, los precios en nuestro país cerraron el pasado ejercicio con un repunte del 5,7 por ciento. Este resultado supone una moderación del IPC, fruto, fundamentalmente, de la contención de la factura eléctrica (-13,5% interanual, a diciembre de 2022). La inflación subyacente, sin embargo, finalizó el ejercicio con un crecimiento del 7,0%, su mayor valor de la serie histórica.

En el caso de Canarias, el alza de precios fue algo más acusada, anotando, al cierre del año, un incremento del 5,8%, en un contexto en el que la inflación subyacente también se elevó en una décima más que en el conjunto del territorio nacional, con un crecimiento del 7,1%, a diciembre de 2022.

Es a destacar, en este sentido, que el incremento de la inflación subyacente explicó la totalidad del aumento del IPC general, toda vez que los bienes más estructurales que componen la cesta de consumo en la Islas, aportaron, en conjunto, 5,8 puntos al crecimiento del índice general (5,5 puntos en el concierto nacional).

Por otra parte, en lo que atañe a la evolución del empleo nacional, los datos de afiliación a la Seguridad Social de diciembre, se habrían situado en su cifra más elevada de la serie histórica, aunque evidenciando la intensificación de la desaceleración que se había venido observando en los últimos meses.

Las estadísticas de cierre de año evidencian un descenso mensual del 0,4%, esto es, 79.244 trabajadores menos con respecto al mes inmediatamente anterior; aunque, en términos interanuales, se observa un incremento del 2,3%, un total de 455.505 afiliados adicionales.

En cuanto a Canarias, la afiliación cerró diciembre con un repunte del 0,2% mensual, 1.383 empleos adicionales, hasta alcanzar los 872.358 individuos en alta laboral, lo que habría sido debido, exclusivamente, al crecimiento de los servicios (+3.207 afiliados), sobre todo, en las ramas de “Comercio” (+1.790 efectivos) y “Sanidad” (+1.352 personas), y que vino a contrarrestar el retroceso observado en el resto de los sectores.

Cabe destacar, sin embargo, que estos resultados se producen en un escenario en el que la contratación en Canarias se redujo en el último mes un 15,4%, 9.945 contratos menos que los registrados un mes antes.

La caída resultaba más intensa en el segmento de los contratos indefinidos, que se redujeron un 27,2% durante el último mes, lo que supone 8.114 contratos menos y que situaron la tasa de temporalidad, en el 60,5% del total de contratos, 6,5 puntos más que en el mes inmediatamente anterior, cuando se situó en el 54,0 por ciento.

Retomando los datos de afiliación, y desde una perspectiva interanual, al cierre de diciembre de 2022, se constató un alza del 5,2%, lo que se traduce en 43.106 trabajadores más que en el mismo mes del ejercicio previo.

Trasladando el análisis al desempleo, se aprecia que en el concierto nacional se apuntó un retroceso mensual en diciembre de 43.727 parados (-1,52%); al tiempo que en el Archipiélago también se evidenció una minoración con respecto a noviembre, en este caso de 3.214 desempleados, una caída relativa del 1,68 por ciento.

Desde un enfoque interanual, el desempleo volvió a contraerse en ambos ámbitos, con un retroceso en Canarias del 9,69% (-19.659 demandantes); y del del 8,64% (-268.252 parados) en el conjunto del territorio nacional.

Cabe apuntar la evolución observada por los demandantes de empleo que se encuentran en situación de inactividad, como es el caso de las personas con contrato fijo discontinuo.

Al cierre de diciembre, en el ámbito del Estado se registró un total de 1.102.523 demandantes de empleo ocupados, 31.227 más que en noviembre (+2,9%).

En el caso de Canarias, este segmento de la población activa alcanzaba los 27.872 individuos en el mes de diciembre, y aunque mejora con respecto al dato del mes anterior debido, quizás, a la reactivación de trabajadores fijos discontinuos en la temporada de Navidad, lo cierto es que continúa desvirtuando el dato general de paro en nuestra región.

En cuanto al turismo, las estadísticas que publica AENA volvieron a constatar un incremento de la demanda turística extranjera en las Islas, con un crecimiento mensual en diciembre del 9,0% en la entrada de turistas foráneos a través de los aeropuertos internacionales del Archipiélago, y que implica 109.559 visitantes más que en el mes anterior, hasta alcanzar un total de 1.331.342 viajeros no residentes entrados a las Islas.

Con este nuevo incremento, el total de turistas extranjeros acumulados en el conjunto de 2022 finalizó el ejercicio sumando un total de 12,6 millones de personas, lo que implica un incremento relativo del 136,4% y 7,3 millones de turistas foráneos más que en el mismo periodo de 2021.

No obstante, pese a lo abultado de este incremento, se debe destacar que la actividad turística todavía se encuentra por debajo de los niveles que se constataban antes de la irrupción del COVID-19, concretamente en un 4,7%, esto equivale a 622.771 turistas no residentes menos en comparación con el conjunto de 2019.

A tenor de estos resultados, se observa que la economía canaria atraviesa un periodo de recuperación gradual de su actividad productiva y del empleo, gracias, sobre todo, a la importante recuperación que ha observado en el último año nuestro principal motor económico, el turismo.

Sin embargo, esta mejora se produce en un contexto de elevada incertidumbre, que aconseja a priorizar el mantenimiento y la creación de empleo, adquiriendo especial incidencia la flexibilidad y la contención de los costes laborales y de producción.

En lo que atañe a la inflación, pese a moderarse, esta permanece aún en valores muy elevados, especialmente en sus elementos más estructurales, por lo que resulta vital que se potencien y refuercen los mecanismos de ayudas y tratar de compensar de esta manera los sobrecostes a los que se enfrentan las empresas y los hogares del Archipiélago.

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