La importancia de hacer un plan de empresa

26 de julio de 2012|In Uncategorized1

La mayor parte de los emprendedores, en el momento de constituir su empresa, no son conscientes de la vital importancia que puede llegar a tener el realizar o no un plan de negocio. La falta de tiempo o el desconocimiento, pueden llevar al promotor de una actividad empresarial a dar algún paso sin haberse tomado con la necesaria importancia la planificación de su actividad.

Un plan de empresa es mucho más que un documento en donde se indica que clase de actividad económica se desea acometer. Se trata de plasmar una previsión, lo más fidedigna posible, que nos ayude a saber qué pautas debe seguir nuestra empresa si queremos que sea viable y duradera en el tiempo. Elaborar un plan te ayudará a poner en orden tus ideas. También permitirá descubrir posibles debilidades y proponer las alternativas más adecuadas para solucionarlas.

Además, se trata de una herramienta que puede resultarnos muy beneficiosa por diferentes motivos:

En el momento de buscar financiación podremos utilizarlo como tarjeta de presentación. Le podemos sacar partido presentándolo en las diferentes entidades bancarias o en sociedades inversoras privadas. Estas instituciones toman muy en cuenta el plan de empresa, utilizándolo para estudiar la posible solvencia que puede llegar a tener una empresa o el margen de riesgo con el que cuentan en el momento de realizar el préstamo.

  • Cuando nos sentemos a negociar con diferentes proveedores conviene tener presente una previsión del nivel de gastos e ingresos de nuestro proyecto. Con lo que podemos conocer las necesidades de aprovisionamiento que tendremos.

Este tipo de informes pueden ser redactados y orientados de diferente forma dependiendo del tipo de actividad en la que nos vamos a adentrar o a quién queremos presentárselo. Pero antes, debemos presentar unos aspectos mínimos que serán las bases en las que se asiente la exposición de nuestra idea.

Entre estos puntos esenciales, se podría hacer una pequeña clasificación de lo que es necesario tener en cuenta en el momento de plasmar un correcto plan de empresa:

  1. Objetivos. Definir con claridad los objetivos y metas que nos marquemos. Ya sean a corto, medio o largo plazo.
  2.  Análisis del Mercado. Consideraciones en el entorno del negocio, demanda potencial, análisis de la competencia, políticas de precios, mercado objetivo para los productos y servicios del negocio.
  3. Estrategia de Negocios. Realizar un estudio de hacia dónde queremos dirigir nuestro negocio. A quién le ofreceremos el producto/servicio. Qué y cómo nos ofertaremos. El método FODA  es una herramienta ideal para este punto.
  4. Estructura de la Empresa. Describir con nitidez como se dirigirá la empresa. Se deben asignar las funciones de cada trabajador, definiendo claramente las políticas de recursos humanos que se llevaran a cabo, teniendo en cuenta el nivel de autoridad y responsabilidad.
  5. Análisis Financiero. Debemos plasmar con claridad el presupuesto necesario para arrancar, el balance financiero, proyecciones de ventas y de gastos, y otros.
  6. Resumen Ejecutivo. Éste parte del informe que debe contener todos los puntos anteriores, descritos de tal manera que pueda ser utilizado para mostrar el proyecto y tramitar solicitudes de financiamiento. Este resumen no debería ser mayor a una página.

En el momento de estudiar la viabilidad de un proyecto, debemos de tener presente el riesgo que pueda conllevar, realizando una correcta evaluación, previniendo así los posibles conflictos que puedan surgir. Para ello existe la clasificación de riesgos, en la que destacamos:

R. por sector: que factores externos e independientes de la gestión del emprendedor pueden influir directa o indirectamente en el logro de los objetivos y estrategias. Ejemplo: aparición de nuevos mercados.

R. operativos: están relacionados con la habilidad del emprendedor para convertir las actuaciones elegidas en planes concretos, ajustando los recursos disponibles. Ejemplo: elevado coste de las acciones.

R. tecnológico: las inversiones necesarias para el desarrollo tecnológico especializado en cada caso, o bien la compra de estos activos. Ejemplo: baja presencia tecnológica en la empresa.

R. por los competidores: el tamaño, la capacidad financiera y operativa de los agentes de un sector determinan el grado de rivalidad existente y establece las reglas de juego. Ejemplo: competencia especializada.

R. derivados de proveedores: las variaciones en el precio y condiciones de compra y aprovisionamientos de las materias primas y productos semielaborados. Ejemplo: incremento en el poder de negociación de los proveedores.

R. por clientes: el riesgo puede proceder de cambios en sus gustos y necesidades, de generar presiones a la baja en los precios o de dilatar el periodo de pago entre otros. Ejemplo: cambios sociales y demográficos, estacionalidad o disminución de la demanda.

R. financiero: hace referencia a la incertidumbre asociada a la gestión efectiva y al control de las finanzas que lleve a cabo el emprendedor, así como a los efectos de factores externos como la disponibilidad de crédito, tipos de cambio, movimientos de los tipos de interés, etc. Ejemplo: incapacidad financiera a largo plazo, exposición a cambios en el tipo de interés, entre otros.

El análisis de los riesgos determinará cuáles son los factores de riesgo que potencialmente tendrían un mayor efecto sobre nuestro proyecto y, por lo tanto, deben ser gestionados por el emprendedor con especial atención.

En definitiva, el plan de negocios es una herramienta indispensable, que nos ayuda, a nosotros mismos y a nuestros socios, a definir mejor nuestra idea de negocio, marcar nuestros objetivos de forma clara, y obtener a una visión real de cómo debe ser nuestra actividad para conseguir beneficios.

Desde el Servicio Integral de Empleo (SIE) de la Confederación Canaria de Empresarios ofrecemos, de manera gratuita, asesoramiento para la elaboración de planes de empresa, planes de viabilidad u otras cuestiones relacionadas con la viabilidad de su proyecto.

Recuerda, debes elaborar tu plan de la forma más realista posible, teniendo los pies en el suelo. Y no olvides comenzar con tus proyectos lleno de entusiasmo, optimismo y visualizando un futuro negocio como una opción de éxito.

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